Este artículo pertenece al Blog de la Línea de movimientos sociales, tierra y territorio del Cinep/PPP.
Julieth Ospino, mujer campesina de Montes de María, nos comparte esta crónica sobre su viaje a Tanzania en África.
Julieth Ospino, hace parte de la Red de Mujeres del Norte de Bolívar, organización que integra la Coalición de Mujeres del Caribe por el derecho a la Tierra y el Territorio. Ella, junto a las mujeres lideresas que integran otros procesos que acompaña la International Land Coalition -ILC-, participaron del Intercambio de aprendizajes sobre enfoques Transformadores de género para garantizar los derechos de las mujeres a la tierra, llevado a cabo en Octubre del año 2022 en Tanzania.
Así nos relata su experiencia:
Una campesina colombiana en Tanzania
Desde que salí de mi pueblo en Mahates y me subí al avión en Cartagena comencé a sentir muchas emociones. Fueron casi nueve horas y media hasta Ámsterdam. Me quedé en el aeropuerto hasta que llegaron nuestras compañeras de Ecuador y Perú. Estuvimos en el aeropuerto y luego en avión, nuevamente, para llegar a Arusha, una ciudad al norte de Tanzania. Llegamos al aeropuerto Kilimanjaro a las 9:30 de la noche. Un transporte nos esperaba para llevarnos a la universidad donde nos encontraríamos con otros procesos de la ILC de distintos países.
En la primera sesión, compartimos nuestras experiencias y escogimos para analizar y profundizar, una experiencia de transformación e impacto en la vida de las mujeres, elegimos una de Argentina, que tiene un gran avance en el empoderamiento de mujeres y en el acceso a tierra. Luego nos presentaron a una señora que lidera la campaña en África Stand For Her Land, ella apenas me vio, me reconoció y dijo: ¡Colombia!, y yo le dije que sí, y hablamos mucho sobre nuestro trabajo con la Coalición de mujeres en el Caribe.
El idioma
En Tanzania se habla Chuukés e inglés; por ello fue un reto para nosotras como latinoamericanas comunicarnos con las mujeres de allá. Nos encontramos con un chico de México que fue quien nos ayudó a preguntar cosas, él era nuestro guía y nos traducía. En medio del taller llegaron unos traductores de francés, inglés, chuukese y español. Nos pusieron unos micrófonos y nos traducían, fue algo fascinante.
Nuestra experiencia en Colombia
La compañera de Stand For Her Land me entrevistó y me dijo: ¡Colombia es fuerte!, -Que nuestro trabajo con la Campaña y la Coalición les ha impactado-. Yo también creo que nuestro trabajo debe conocerse en todo el mundo. El solo hecho de presentar la campaña de Colombia en ese lugar tan lejano, ya es un gran paso. Les conté a muchas mujeres de otros países cómo la Coalición nos ha ayudado a visibilizar nuestros procesos como mujeres, a fortalecernos políticamente y a ser más fuertes para hacer incidencia por la tierra y el territorio. Expliqué cómo hemos perdido el miedo para luchar por el mejoramiento de nuestra calidad de vida.
En este encuentro tuve la oportunidad de presentar la experiencia de la Asociación Femenina agropecuaria de San Cayetano – Afasan- (documental) en Montes de María, compartiendo con otras personas sobre cómo mis compañeras lograron obtener la tierra y sobre todo cómo han logrado permanecer en ella en medio de grandes obstáculos y hechos violentos.
Experiencia de Tanzania
Nos llevaron de visita a un pueblo llamado Masalto, donde las mujeres nos contaron sobre cómo pudieron acceder a la tierra. Explicaban que el gobierno les entregó tierras a ellas y que en ese momento los mismos hombres, algunos como esposos decían que la tierra, así como era de ellos también podría ser de sus esposas. Ellas están bien empoderadas, tienen asesores políticos, tienen avances en lo económico. Pero les cuento que algo de su cultura no me agradó y es que los hombres tenían muchas esposas; la poligamia hace parte de su cultura y las mismas mujeres decían que querían luchar para que esto no se diera. Además, también me sorprendió mucho que las mujeres se tienen que casar muy jóvenes.
Las mujeres de este pueblo de Tanzania nos contaron que eran felices porque cada una de ellas podía tener una casa y que cada una ayudaba a la otra para hacer su vivienda y eso es felicidad. También conocimos el avance de las mujeres que ya están en lo político, y además están educándose y eso para mí fue un impacto tremendo.
Pudimos ver como el Estado brinda algunas garantías a las mujeres, afirman que las entidades del gobierno impulsan su economía, y promueven su empoderamiento y liderazgo en el territorio. Sin embargo, todas coincidieron en una gran preocupación: en sus tierras hay minería y podrían ser desplazadas a pesar de tener sus tierras. Nos contaron que en su territorio hay una piedra preciosa que se llama Rubí y algunas tienen que trabajar ahí. Ellas sienten que por esa razón, sus pueblos van a ser desplazados de ese territorio.
Durante nuestra visita había un delegado del Estado quien lidera la parte de tierra y les dijo que no tuvieran temor que si algo pasaba las reubicaban en otro lugar, pero ellas insistieron que no se puede empezar de nuevo. Además, si les dicen que tienen derecho a la tierra por 100 años, no entienden por qué viene una entidad a explotar las minas que las van a desplazar.
Es decir, la permanencia en los territorios no es algo que ellas vean cierto, eso nos impactó mucho.
Otras luchas de las mujeres de Arusha
En este pueblo las jóvenes de 14 años ya deben casarse y lo deben hacer con hombres de 40 años. Precisamente el quinto día de nuestra visita, una mujer africana nos dijo que ellas quieren cambiar esta situación de las niñas y que les están enseñando sobre la sexualidad en los colegios y se está trabajando para que sus hijas tengan la posibilidad de estudiar para que cambien su forma de vivir. Me di cuenta de que es una situación muy parecida a la que nosotras vivimos en nuestros territorios rurales en Colombia.
Juntas somos más fuertes
Durante este encuentro me convencí de que debemos seguir fuertes y unidas como mujeres campesinas, afrodescendientes e indígenas que habitamos tantos territorios rurales en Colombia; sigamos adelante luchando por nuestro derecho al acceso y gobernanza de nuestras tierras y por supuesto a la permanencia digna en nuestros territorios.