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La interculturalidad, el centro de discusión en el Caribe colombiano

Una de las riquezas de Colombia es su enorme diversidad cultural. Dentro de una región, relativamente pequeña, puede existir una amplia variedad cultural en las comunidades. Un claro ejemplo de esta situación se da en la región Caribe. Allí confluyen múltiples grupos étnico raciales que se diferencian en muchos aspectos, pero que comparten un territorio. Frente a este panorama desde hace varios años, el equipo de Interculturalidad del Cinep/PPP viene acompañando a algunas de estas comunidades en procesos de fortalecimiento organizativo tanto al interior como en articulación con otros grupos poblacionales de la región.

Así surgió el proyecto en educación intercultural por la defensa de los derechos de los grupos étnicos. Funcionó en tres nodos territoriales: Cartagena, Sierra Nevada y sur de La Guajira y se trabajó con distintos grupos étnicos: indígenas Wayuú, Wiwa, afro Cartagena, afro Guajira, población palenquera y mestizos. Durante el proceso participaron líderes de organizaciones sociales, jóvenes investigadores y docentes de instituciones educativas.

El proyecto se organizó en tres grandes acciones: primero, un proceso de formación en educación intercultural, investigación local participativa y ejercicios de exigibilidad de derechos; segundo, producción de saberes y contenidos de conocimiento; y, tercero, ejercicios de sensibilización e incidencia política. Estas acciones, que se dieron a partir del proyecto, estuvieron encaminadas a generar encuentros entre las comunidades que permitieran diálogos desde los saberes de cada población. “Empezar a encontrarse, no solo es la posibilidad de tejer redes de articulación sino de contrastar constantemente visiones, perspectivas, sensibilizarse de lo que les ocurre a los otros”, afirmó Jenny Ortiz, investigadora del Cinep/PPP del equipo Territorio, Movilización e Interculturalidad y coordinadora del proyecto.

Uno de los objetivos y puntos clave de este proceso fue construir una mirada en conjunto de la región. Para esto se promovió el diálogo de saberes a través del cual las diversas comunidades discutieron y trabajaron juntas en la problematización de sus contextos en distintas escalas. Así lo explicó Ortíz: “Empezamos a salir del problema muy local y conectarlo con lo que está pasando en la región. Esto, en términos de megaproyectos, del modelo económico, de la violación de derechos. Se trata de una articulación de demandas pero sobre todo de la articulación de ejercicios de resistencia ante las múltiples problemáticas”.

Juventud y género, las miradas diferenciales del proceso 

Durante el proceso se abordaron varios enfoques diferenciales. Uno de ellos fue el de los jóvenes y su rol dentro de sus comunidades. Para Jenny Ortiz el trabajo con los jóvenes es un ejercicio muy preliminar desde la educación popular y busca empezar a transformar la idea de que son los expertos los que tienen el conocimiento. Los líderes de organizaciones sociales son jóvenes que se hacen preguntas sobre su contexto y es importante vincular al joven en la acción política.

Para lograrlo una de las estrategias fue brindar  herramientas metodológicas a los jóvenes para trabajar con sus comunidades, así se reconoció desde cómo hacer una entrevista y una cartografía, hasta un mapa de actores y una encuesta. Luego ellos realizaron un proceso de acompañamiento para aplicar las herramientas en la problematización de los diferentes contextos.

Otro de los enfoques diferenciales importantes del proceso fue el de género, una apuesta problemática considerando las características culturales de las comunidades de la región. En este sentido, primero se abordó el tema del rol de la mujer dentro de los grupos. En estas discusiones salieron a flote muchas historias de abuso sexual intrafamiliar, violencia, acoso yabuso en medio del conflicto armado. El momento no solo sirvió para conocer una realidad que nos suele difundirse, sino paraque las mujeres pudieran sanar un poco esas heridas. El trabajo dentro del proyecto aportó a la construcción de miradas de género desde los distintos contextos, así “que los Wiwa comiencen a preguntarse sobre las Sagas, que son mujeres de sabiduría ancestral. Que los afro comiencen a interpelarse por otras construcciones de género”, son algunos de los resultados que resalta Jenny Ortiz.

Dentro de las metodologías implementadas en el proyecto se incluyeron tres seminarios regionales que reunían a las poblaciones. El primero de ellos se hizo en Barrancas, sur de La Guajira; el segundo, en Cartagena, y, el tercero, fue en la Sierra Nevada de Santa Marta. “En los seminarios quisimos darle este giro de no llevar solo a los expertos a que le enseñen al otro sino que los sujetos se empoderaran un poco y fueran los gestores de lo que ya habían hecho”, explica Ortiz. Con esta premisa, durante estos encuentros se oyeron las voces de la academia, el liderazgo social, la docencia y la juventud cada uno aportando a los debates desde su propia experiencia y experticia.

Docentes de la zona caribe hablan sobre la importancia de la interculturalidad en la educación escolar.

Un cierre en el territorio sagrado, Achintukua. Para el cierre del proyecto se concertó con las organizaciones sociales y las comunidades hacer el seminario en Achintukua, capital del pueblo Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta. Este lugar fue elegido por su importancia intercultural, pues muy cerca de allí, se dio la evangelización de la comunidad indígena por parte de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Este procedimiento llevó a la pérdida de la cultura propia de los Wiwa por mucho tiempo. “El vestido ya no se estaba usando, el idioma ya algunos lo han olvidado. La música propia ya los niños no la bailan como se bailaba, solo hay unos mayores que la bailan”, comenta  Otilio Chimusquera, docente Wiwa, y añade “ya más reciente nosotros le hemos propuesto que nosotros tenemos que reconocer nuestra identidad y por eso entre nuestra comunidad ya hay poquita evangelización, pero podemos vivir con otras comunidades de esas religiones sin ningún problema”.

Dada la importancia espiritual que tiene este pueblo para los Wiwas, desde un mes antes a la realización del seminario, se inició un  trabajo espiritual con el Mamo Chelo, máxima autoridad de Achintukua. Él inició un trabajo para que el territorio acogiera a todos los visitantes, teniendo en consideración que eran de distintas partes de la región y del país, que hubiera una armonización y que además hubiera una protección espiritual.

Terminado el proceso del diplomado, varios de sus participantes enuncian sus aprendizajes más importantes.

 

 

 La represa del Cercado, el monstruo de cemento en el corazón del territorio ancestral Wiwa

Para entender la problemática que generó la construcción de la represa del Cercado en el territorio hay que hacer una revisión en retrospectiva. En 1934 se autorizan las primeras concesiones de uso del agua a través del drenaje. Luego se arrancan las obras para hacer distritos de riego. A inicios de la década de los 2000, se empieza a ejecutar la obra de la represa. La intención original del proyecto era construir el distrito de riego, llevar agua a los municipios del sur de La Guajira y construir la represa para la generación de energía. El primer impacto para el pueblo Wiwa fue que uno de los tres lugares culturales más importantes para la comunidad donde se desarrolla el ejercicio de gobernabilidad quedaba ubicado justo en medio de la represa.

Seguido a esto vino un momento crítico para la situación de los derechos humanos del pueblo Wiwa: en el sector conocido como La Llegua – Yacanal, en la parte baja de la cuenca del río, asesinan al primer dirigente del pueblo Wiwa. En la parte alta, el pueblo Wiwa sufre la persecución de la guerrilla y desaparecen varios de sus líderes. “En el 2005 inicia la construcción de la represa, lo que generó desestabilidad política, cultural y organizativa para el pueblo Wiwa por la acción de los grupos armados que operaban en la cuenca del río”, relata Pedro Loperena, encargado de la comisión de derechos humanos de la comunidad. “En ese tiempo fue imposible reaccionar por la forma como se atacó al pueblo Wiwa por los diferentes actores en confrontación: grupos paramilitares, autodefensas, guerrilla y hasta las mismas fuerzas militares”, agrega Loperana.

El 4 de febrero de 2005 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorga las medidas cautelares ante la crisis humanitaria del pueblo Wiwa, allí establece que el Estado debe tomar todas las medidas necesarias para cesar los hechos de violencia en contra de la dirigencia del pueblo Wiwa. Además, ante la construcción del muro que retiene las aguas del río Ranchería, las cuatro comunidades indígenas que viven en la Sierra Nevada afirman no haber sido consultadas y luego de las pocas acciones de protesta que realizaron asesinaron a varios de sus líderes: “Casi 30 ejecuciones extrajudiciales en la cuenca del río nos hace pensar que el conflicto estaba ligado a la construcción de la represa”, dice el líder indígena.

Sin poder frenar la construcción de la represa, un fallo judicial en su contra manifiesta que no interpusieron los recursos legales a tiempo, pero sus líderes argumentan que no tenían el conocimiento y la amenaza armada no los dejaba actuar. “Ante la violencia que vivimos nos tocó consolarnos a nosotros mismos. Nos tocó recoger a nuestros muertos y hacer nuestros trabajos espirituales. Nosotros mismos nos tuvimos que llenar de valentía para poder afrontar esa situación y defender nuestros derechos. El proceso organizativo nos tocó reconstruirlo a nosotros mismos”, declara Loperena. 

Tras ocho años de su inauguración, y casi 15 desde el inicio de su construcción, las comunidades manifiestan no sentirse a gusto con la obra. Informes de los órganos de control demuestran que la represa no cumple con los cuatro objetivos con los que fue construida. Versión que fue ratificada por una de las funcionarias del consorcio que administra la obra al afirmar que en la actualidad solo sirve para evitar las inundaciones y surtir los acueductos de algunos municipios cercanos.

“Actualmente estamos buscando documentación porque sabemos que viene una segunda fase de la represa”, afirma Loperena. Y aunque el daño espiritual y material a la comunidad ya está hecho, se apoyan en organizaciones nacionales y extranjeras para evitar daños mayores en la segunda etapa del macroproyecto.

Producción editorial

Resultado de los proyectos de investigación de los participantes del diplomado, se elaboraron tres cartillas, en los que se desarrollan las investigaciones y problematizaciones de la educación intercultural en cada región. En estas se sistematizan las investigaciones en los temas priorizados en cada zona. A demás, se publicaron cartillas elaboradas por los jóvenes investigadores con formatos que se adaptan a las necesidades de sus comunidades.

Caminos interculturales en la región Caribe I 

Es una agrupación de experiencias de maestros, donde se plantean preguntas comunes sobre identidad y diferencia en la escuela, con el objetivo de transformar las prácticas pedagógicas.

Caminos interculturales en la región Caribe II 

Se enfoca en el reconocimiento del territorio y de los impacto del modelo de desarrollo minero-energético, por parte de los estudiantes de instituciones educativas de La Guajira y el espacio turístico de Cartagena.

 

Caminos interculturales en la región Caribe III 

Presenta los talleres realizados en el aula de clase por parte de los maestros de La Guajira y Cartagena para reconstruir las historias de los territorios y de las comunidades, con el objetivo de que éstos valoren y practiquen las tradiciones culturales que se están transformando o perdiendo en los territorios.

Identidad Cultural y memoria. Investigaciones participativas de jóvenes wiwas de la Sierra nevada de Santa Marta

Investigación de los jóvenes de la comunidad Wiwa, ubicados en la Sierra nevada de Santa Marta. Se recoge información sobre las tradiciones y la cultura de esta comunidad indígena.

 
 

Memoria, territorio y participación. Una mirada de los y las jóvenes a Cerro de La Popa

Investigación que analiza los cambios en el territorio y cómo estos afectan a la comunidad que lo habita, por parte de los jóvenes de la comunidad en Cartagena.

Agua y mujer. Historias, cuentos y más sobre nosotras y Kasolü en el Resguardo Wayuu Lomamato

Jóvenes, mujeres, investigadoras expresan la importancia que tiene el agua para la comunidad Wayuu desde la memoria , la tradición y el reasentamiento.

 
 

Huellas del destierro: Memorias sobre la reducción del territorio de las comunidades afro en el Sur de La Guajira

Las comunidades del sur de La Guajira narran cómo su forma de vivir y relacionarse con el territorio se modificó debido al reasentamiento por la mina del Cerrejón.

Sabores y saberes de mi Tabaco

Recetas tradicionales de los pueblos reasentados hacen parte de este documento, que muestra las modificaciones que sufrió la cultura culinaria de dichas comunidades debido al cambio de territorio.

 

  

Galería

 

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