El actual proceso de diálogo entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc-Ep ha sido un proceso menos accidentado que el de El Cagúan, en parte porque las partes han sido discretas con la información que se da a conocer y porque se ha desarrollado por fuera del país lo cual ha permitido recuperar la confianza entre las partes. En tres años de negociación se han logrado mayores avances que en los intentos de negociación anteriores con esta guerrilla. Sumado a ello, hay que resaltar el papel de los países que desde el inicio han apoyado el proceso. En cuanto a la Sociedad Civil, es muy importante el papel de las víctimas que de distintas maneras han participado en los espacios generados desde la mesa de conversaciones, sin dejar de exigir espacios más amplios de discusión de la agenda de La Habana y de temas que van más allá de esta, pero fundamentales para la consolidación de la paz tales como: la reparación, la restitución de tierras y los crímenes de Estado. Aunque el proceso no está del todo consolidado hay que resaltar que hasta los más férreos opositores han ido matizando sus posiciones, pasando de oponerse a la negociación, a exigir que no vaya a haber impunidad con los crímenes cometidos por la guerrilla. En este momento, se han alcanzado acuerdos parciales en cinco de los seis puntos, pero el acuerdo final y el posconflicto dependen de la manera como se articule una infraestructura para la paz, construida entre el Estado y la Sociedad, que permita alcanzar una paz estable y duradera.
El informe Especial Movilización por la Paz en Colombia: Una infraestructura clave para el pos-acuerdo, es el resultado del seguimiento hecho por la base de datos Datapaz del CINEP/PPP, a las movilizaciones por las paz durante los tres años de negociación entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc-Ep. Asimismo, brinda recomendaciones generales para la sociedad civil, gobierno nacional y comunidad internacional ante un eventual escenario de posacuerdo.
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