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Especial: Las voces jóvenes del campo hablan

En Colombia la población total de jóvenes entre los 14 y 18 años ascendió a 12 millones de personas, de las cuales cerca del 22% corresponde a jóvenes rurales. Mujeres y hombres campesinos, indígenas y afrodescendientes que permanecen olvidados e invisibles. Este especial quiere mostrar la diversidad, pluralidad, riqueza y vitalidad de las juventudes rurales.

Más allá de ser mano de obra para el campo, las juventudes rurales son actores sociales capaces de comprender, opinar y participar. No obstante, existe una tendencia a invisibilizar sus apuestas y capacidades de acción como sujetos sociales y políticos. De ahí, la reducida oferta de servicios que se orienta a fortalecer su papel como productores potenciales.

Las juventudes rurales no son homogéneas. Existen diversidad de problemáticas, potencialidades, sueños y expectativas de los y las jóvenes en el campo. La marginalidad histórica que ha tenido el campesinado y el mundo rural en las agendas políticas ha hecho que se desconozca la diversidad cultural de las personas que habitan los territorios rurales en Colombia, entre esos, los más jóvenes. 

Esa diversidad debe ser entendida en su complejidad. Los jóvenes que habitan el campo tienen distintas opiniones, experiencias, valoraciones y expectativas que deben ser reconocidas.  Desconocemos cómo son percibidos y cómo se perciben las juventudes rurales, su valoración del campo y de la ciudad, sus propias ideas de desarrollo y bienestar. Este desconocimiento se expresa en la ausencia de políticas públicas que reconozcan el papel de los jóvenes como sujetos transformadores del campo y que promuevan su acceso a la tierra y condiciones dignas que permitan su permanencia en los territorios.

Este especial es una oportunidad para superar la ignorancia y evitar que se continúen imponiendo unos pocos caminos que parecen inexorables y que replican y potencian relaciones de dominación derivadas del mundo urbano, del mundo rural y del mundo adulto.

Los “ninis” del campo 

En Colombia la situación de los jóvenes del campo es alarmante. Las cifras del Censo Nacional Agropecuario de 2014 han puesto en evidencia el bajo acceso a la tierra por parte de los jóvenes rurales. La población joven productora y residente rural que manifestó tener tierra en cualquiera de sus formas constituyó solo el 0,3 % de la población censada y el 2,3 % de la población de jóvenes rurales del censo. La tasa de desempleo para las jóvenes es considerablemente superior: mientras el 8 % de los hombres jóvenes en el campo ni estudian ni trabajan (los llamados ninis), la proporción es cinco veces mayor para las mujeres, es decir del 42 %.  La situación de desigualdad laboral guarda relación con la maternidad temprana, pues una de cada cinco mujeres adolescentes, entre 15 y 19 años de edad, está embarazada (19,5 %) o tiene uno o más hijos. Todo esto sin mencionar el acceso a otros servicios como la educación, salud, infraestructura donde es posible establecer las carencias profundas que experimentan los jóvenes rurales.

 

Lo que debe saber sobre la política pública

Aunque significativos, todos los avances legislativos han sido insuficientes para incorporar a los jóvenes rurales en las agendas públicas. De hecho, todavía hoy no existe una estrategia integral de política pública para la juventud rural. La legislación existente oculta la diversidad de sus problemáticas, potencialidades y expectativas, a la vez que invisibiliza su riqueza cultural, étnica y campesina. A continuación, presentamos siete puntos que usted debe saber para entender en qué va la política pública para las juventudes rurales en Colombia.

 

Entre lo rural y lo urbano, así vivimos la ruralidad

En el Valle del Cauca la vida cotidiana de los jóvenes en el campo comprende la participación en las labores de la parcela familiar y el desarrollo de proyectos productivos propios, en permanente contacto con las cabeceras municipales y con otros municipios. Otra es la experiencia de los jóvenes que hacen parte de una generación que ya no habita el campo, debido a la migración de su familia, o porque su vida ha transcurrido en la cabecera de estos municipios. En estos casos, los vínculos con los territorios rurales se crean a través de las relaciones familiares, las memorias, y la tierra que aún hace parte del patrimonio familiar. Estas son juventudes rurales híbridas.


“Yo siempre he dicho que el departamento del Valle es como un Colombia chiquito, porque tiene desde Buenaventura que está al nivel del mar hasta Barragán que está ubicado en el municipio de Tuluá que es páramo” Deisy Rivillas oriunda de San Lorenzo en Tuluá es una de las jóvenes del Valle del Cauca que, a través de su propia voz, narra su vida y trayectoria como mujer campesina en esa región. Escucha aquí la diversidad de voces jóvenes que habitan el Valle del Cauca:

 

Entre el agua y la tierra, anfibios crecemos 

Las características de los paisajes ribereños marcan las experiencias de los jóvenes de Río Viejo, Norosí y Tiquisio. Los jóvenes resaltan las experiencias de tranquilidad y libertad del campo, y expresan preocupación por las amenazas de los procesos extractivos, especialmente la minería.

Norosí sobresale dentro de los tres municipios por la producción de oro, es el tercer productor de la región y ha ganado importancia la minería a gran escala. Los tres municipios están distantes de los centros urbanos más importantes de la región y sus pobladores enfrentan dificultades de transporte y conectividad para acceder a algunos servicios.

Para los jóvenes del Sur de Bolívar Las experiencias están marcadas por prácticas vinculadas a la tierra y al agua, donde la producción de alimentos y el componente ambiental son referentes en la relación que construyen con sus territorios. Estas son juventudes rurales anfibias. 

Jorge Noguera se dio cuenta de que su proyecto de vida está en el campo. Cuenta que hasta hace poco llegó la luz eléctrica a su comunidad y actualmente desarrolla un proyecto con gallinas ponedoras. Está convencido de que el estudio es la puerta para abrir nuevos caminos para los jóvenes que viven en el campo. ¿Cómo suenan los Jóvenes del Magdalena Medio? escúchalos aquí: 

 

 Soy de aquí y soy de allá, el intercambio nos mueve  

En Norte de Santander se presentan brechas y profundas desigualdades entre el campo y los centros urbanos, la guerra y las diversas y cambiantes expresiones de la violencia circunstancias derivadas de la condición de frontera, se manifiestan con gran intensidad, los municipios de Norte de Santander se enfrentan a procesos de reconfiguración territorial bastante complejos que están impulsados por motores como los cultivos ilícitos, la producción de palma de aceite e hidrocarburos.

Por otra parte, la condición de región fronteriza con Venezuela constituye un elemento de primer orden, Cúcuta es el centro urbano más importante en esta zona y Tibú, comparte el límite con el Estado venezolano de Zulia. Al tratarse de la frontera más extensa que posee cada país, el intercambio entre ambos es muy dinámico, situación que engendra una enorme fragilidad, pues las actividades económicas y posibilidades para sus habitantes, se alteran al vaivén de las relaciones entre los dos países y las condiciones que se viven en uno u otro lado.


La experiencia de los jóvenes que habitan el campo en Tibú y Cúcuta está marcada por la movilidad entre territorios rurales, urbanos y trasnacionales. La experiencia de los jóvenes que habitan la zona rural de estos municipios combina las prácticas construidas en el lugar que se habita con el intercambio que sucede a través de la frontera con Venezuela. Estas son juventudes rurales en movimiento. 

Nereyda está convencida que el campo es vida. Es estilista, madre cabeza de hogar y lidera algunos procesos comunitarios. Las marcas de la violencia atraviesan la historia de vida de sus seres queridos y de algunos compañeros jóvenes, como ella que solo sueñan con un campo en paz. Así como Nereyda, hay muchos jóvenes en Norte de Santander que hacen parte de los cambios que se están dando en sus comunidades. Escucha cómo están cambiando el campo los jóvenes de Norte de Santander:

 

Sonrisas, sueños, historias: el rostro joven del campo 

 

Tres libros clave para entender las juventudes del campo en Colombia 

Mapeo de identidades y expresiones juveniles rurales. ¿Quiénes y cómo son los jóvenes que habitan el campo?

Este documento contiene los resultados de un estudio de exploración de las identidades juveniles rurales realizado con jóvenes de diez municipios de los departamentos de Norte de Santander, Valle del Cauca y Sur de Bolívar. Aquí se presenta una aproximación a los intereses, experiencias y valoraciones de los jóvenes, así como las condiciones que agencian o demandan para permanecer en el campo.

Entre la recocha y el deber. Experiencias y valoraciones  de los jóvenes del campo

Poco sabemos sobre las experiencias, expectativas y deseos de las juventudes rurales. Comprender la pluralidad de sus historias y sueños, en medio de conflictos, pobreza y políticas fallidas, es el primer paso hacia su reconocimiento e inclusión, y hacia procesos de transformación y reconstrucción del campo colombiano.

 


Ser joven rural en Córdoba. Otras formas de sentir y pensar el territorio 

Preguntarse por la juventud rural es pensar en el presente y en el futuro de la ruralidad misma. Los jóvenes también tienen problemáticas, expectativas y apuestas de cambio para el campo colombiano y, en la medida en que existan condiciones para la permanencia en sus territorios, acceso suficiente a tierras, oportunidades laborales y de formación, entre otros, pueden convertirse en un actor importante para el fortalecimiento organizativo y comunitario, la producción de alimentos y la disminución de la pobreza e inequidad en sus territorios, en resumen, para la construcción de la paz territorial.

 

Lee también: 

Un campo para la juventud rural – Blog Cien Días vistos por Cinep/PPP en El Espectador.com 

Notas importantes:

  • La equidad de género en el lenguaje es una de las preocupaciones de las organizaciones que participan el presente proyecto. Sin embargo, con el fin de evitar la sobrecarga gráfica, en el documento optamos por utilizar en algunas ocasiones el masculino genérico en el entendido de que alude a hombres y mujeres jóvenes.
  • El contenido de este especial es responsabilidad exclusiva de IMCA, CINEP/PPP y SJR y en modo alguno debe considerarse que refleja la posición de la Unión Europea.

 

Equipo de comunicaciones

Coordinadora de comunicaciones: Mónica Osorio Aguiar
Coordinadora de publicaciones: Ana María Castillo
Comunicadora digital: Laura Inés Contreras Vásquez
Comunicador gráfico: Miguel Martínez
Periodistas asistentes:
Laura Cristina Vásquez y Sergio Mahecha
Asistente de publicaciones: Natalia Católico