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Editorial: ¿Qué aire respiramos?

La contaminación del aire en las grandes ciudades del país y del mundo es uno de los más graves problemas ambientales y de salud que padecemos en la actualidad. El aire contaminado que respiran los habitantes en las ciudades colombianas está asociado al uso de combustibles como el diésel, la emisión de gases efecto invernadero y de otros contaminantes, que, al superar los límites posibles de soportar y transformar en el ambiente, afectan la salud. La Organización Mundial de la Salud calcula que más de cuatro millones de personas mueren anualmente por contaminación del aire; nueve de cada diez niños en el mundo respiran aire tóxico; aproximadamente 600.000 niños murieron en 2016 a causa de infecciones respiratorias agudas causadas por el aire contaminado.

En Colombia más de diez mil personas mueren al año por temas relacionados con la calidad del aire mientras que el 78% de las emisiones de partículas provienen de camiones de carga, buses y motos. Por otra parte, a pesar de la preocupación por aplicar estrategias como el pico y placa ambiental o el día sin carro, para mejorar la calidad del aire, los balances no son satisfactorios. Así lo publicó un informe de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes sobre el día sin carro en Bogotá. La conclusión es que la tradicional iniciativa funciona para mejorar la movilidad, pero no el ambiente. Si bien en una jornada sin carro dejan de circular casi un millón y medio de carros, se ponen en circulación más buses operados con diésel para cubrir la demanda de transporte, y estos son justamente los que generan altos índices de material particulado contaminante.

En conclusión, los expertos en movilidad ratifican que controlar e incluso prescindir del uso de diésel sería clave para mejorar la calidad del aire en las grandes ciudades del país. Otras medidas van en la lógica de que el que contamine pague, mientras que algunas, que van tomando fuerza, enfatizan la promoción de modelos de movilidad limpia como el uso de la electricidad y el gas natural en los carros y el uso de la bicicleta.

El Papa Francisco en el mensaje al Congreso Internacional Laudato si y las grandes ciudades en Brasil, en julio del año pasado, expresó: «No nos quedemos con los brazos cruzados frente a la degradación ambiental. Invoco respeto, responsabilidad y relaciones bien hechas, para afrontar los desafíos de este mundo. Desafíos ecológicos como la grave degradación de la calidad del aire, la contaminación del agua, el aumento de los residuos tóxicos. Pero también los desafíos sociales como la pobreza, la violencia y la injusticia. Hay que hacer que crezcan en las sociedades el respeto por el ambiente y la responsabilidad ante la Creación. Es un deber de todos crear en la sociedad una conciencia de respeto por nuestro entorno; esto nos beneficia a nosotros y a las generaciones futuras. Tal conciencia debe ser enseñada y transmitida».

 

Luis Guillermo Guerrero Guevara

Director Cinep/Programa por la Paz