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Editorial: El cuidado de la vida

Este es nuestro más reciente editorial, compartido en el programa Notas humanas y Divinas que se emite todos los domingos por la Cadena Básica Nacional de RCN.


En la memoria de la humanidad se registran epidemias y pandemias tan significativas como la peste bubónica que aniquiló un importante número de los habitantes de la Edad Media. Desde la peste de Atenas en plena guerra del Peloponeso que pudo afectar hasta trescientas mil personas y en la que murió el gran Pericles, o la peste Justiniana en el siglo sexto que mató entre veinticinco y cincuenta millones de personas, hasta el tifus, la malaria, el VIH/Sida, el polio o el coronavirus actual, la humanidad se ha visto desafiada por el cuidado de la vida.

Una epidemia es una enfermedad que afecta a un grupo humano determinado en un ámbito temporal concreto, mientras que una pandemia es una epidemia que afecta un área mucho mayor, un continente o incluso el planeta entero.

El once de marzo pasado, tras declarar oficialmente al coronavirus como una pandemia, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Gebreyesus, aseguró que miles de personas están luchando por sus vidas en los hospitales y que el número de muertes y casos aumentará en los próximos días. Y añadió: “Estamos profundamente preocupados por los niveles alarmantes de contagio y de su severidad, pero también de los alarmantes niveles de inacción”.

Pero el coronavirus no es la primera pandemia a la cual nos enfrentamos desde inicios del siglo veinte. A principios del veintiuno, varias epidemias se manifestaron, pero, pese al pánico desencadenado, fueron menos mortíferas que las grandes pandemias gripales del siglo veinte, como la Gripe española de 1918 y 1919 que eliminó cinco veces más personas que los combates de la primera Guerra Mundial o la Gripe asiática de finales de los años cincuenta que dejó más de un millón de muertos o la Gripe de Hong Kong de finales de los años sesenta que inmoló otro millón de personas. Pero el peor de todos ha sido el VIH/SIDA, que desde los años ochenta hasta hoy ha dejado treinta y dos millones de muertos, según la ONU-Sida. Pandemia que está relacionada con poblaciones pobres en contextos de desigualdad y exclusión social.

Las recomendaciones físicas para no propagar el coronavirus están suficientemente explicadas, todo se resume en una buena higiene de manos y respiratoria, así como resguardarse en la casa. Pero existen también movimientos ciudadanos que nos invitan a manejar el virus con ciencia, conocimiento y ejerciendo una ciudadanía responsable. Iniciativas de solidaridad cívica que expresa nuestra mejor versión como sociedad. Grupos de autoayuda, vecinas que se ofrecen para atender personas mayores, jóvenes que ayudan cuidando niños y niñas de trabajadores que no pueden quedarse en casa; grupos creativos que apoyan el sistema de salud con actividades artísticas en las redes sociales y otras ofertas voluntarias y solidarias. Hay mucho por hacer para cuidar la vida.

La Conferencia Episcopal colombiana, en un comunicado emitido la primera semana de este mes, invita a realizar una atención pastoral especial a los enfermos y reitera que este es un momento propicio para confiar en la eficacia de la oración, acrecentar la práctica de la misericordia y fortalecer la fraternidad

 

 

Luis Guillermo Guerrero Guevara

Director CINEP/Programa por la Paz