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Editorial: El agua es fuente bendita de vida

El agua es fuente bendita de vida. Así se titula un trabajo de Alfredo Ferro Medina, actual coordinador del Servicio jesuita amazónico. Este trabajo nos recuerda que somos agua en el 60% del cuerpo de una persona adulta. Nuestra salud depende del agua. Todas las formas de vida dependen del agua. No existe vida donde no hay agua; por ello no podemos separar el agua de la vida. El mundo está formado por dos terceras partes de agua. El agua que se puede consumir, contenida en los ríos y lagos es del 0.01%; el agua dulce de los glaciales y de los subterráneos es el 2.49% y el 97.5% es agua salada de océanos y mares.

Uno de los problemas que hoy tenemos es la gran desigualdad en la distribución del agua en el planeta. Hay regiones que tienen mucha agua y en otras es muy escasa. Menos de diez países del mundo poseen el 60% del recurso hídrico de la humanidad. De otra parte, los modelos de desarrollo dominantes en el mundo, han traído en los últimos 150 años consecuencias trágicas a la naturaleza y especialmente al agua. En Europa, por ejemplo, con la privatización del recurso en un 60%, se vive una grave crisis: Alemania tiene que comprar alrededor del 51% del agua que consume; los Países Bajos y Rumania 89% y Hungría el 95%, esta situación es un verdadero grito de alerta que revela la necesidad de cambios estructurales y urgentes.

Colombia se puede considerar un país privilegiado, su ubicación geográfica caracterizada por un especial régimen climático, con abundantes precipitaciones nos hace uno de los países con mayor oferta hídrica a escala mundial. Sin embargo, cerca de 300 municipios, donde viven once millones de personas, presentan problemas con el agua en épocas secas y se según el IDEAM al finalizar la presente década un 47% de los municipios del país van a tener algún nivel de escasez de agua.

El Papa Francisco en Laudato Sí número 30 nos dice: “El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarle derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más más pobres. Pero se advierte un derroche de agua tanto en países desarrollados y en los menos desarrollados. Esto muestra que el problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad.”

Luis Guillermo Guerrero Guevara

Director Cinep/Programa por la Paz