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Diálogos Cinep/PPP: Asesinato de líderes: una realidad oculta

En su primera versión del 2019, Diálogos Cinep puso en la mesa del debate la crisis de asesinatos contra líderes sociales. Diana Sánchez, coordinadora del programa Somos Defensores, junto con Juan Fernando Vargas, profesor titular del la Universidad del Rosario, acompañaron este conversatorio para informar sobre la situación de los líderes y lideresas en el escenario del posacuerdo. ¿Quiénes los están matando?, ¿cuáles son los posibles motivos?, ¿cuál es la percepción sobre la gestión de las instituciones? Fueron estas algunas de las preguntas que proporcionaron el hilo conductor de este diálogo. 

Matar líderes: ¿qué puede estar pasando?

El profesor Vargas fue uno de los autores del informe “Matar a líderes sociales para el control territorial. Las consecuencias inesperadas de la paz”. De acuerdo con Vargas, el asesinato de líderes es un fenómeno sistemático que debe ser reconocido como tal: “es un fenómeno que tiene causas políticas evidentes, pero a pesar de eso, hasta hace poco comenzó a ser estudiado de manera rigurosa”, expresa el profesor. La falta de identificación de patrones comunes ha sido otro de los obstáculos que, según él, ha impedido que se establezca una mayor comprensión de los motivos centrales.

En términos de temporalidades, después del primer semestre del 2015, como establece Vargas, se presenta un aumento considerable de los asesinatos de líderes. De ahí que se facilite la elaboración de hipótesis y el cuestionamiento sobre afirmaciones tales como la exacerbación de estos hechos después de la firma de los Acuerdos en 2016: “¡Al parecer no es así! Este fenómeno se exacerbó dos años antes de la implementación del Acuerdo de Paz. Entonces la respuesta no puede ir por ese lado”, afirma.

Bajo este análisis, el profesor Vargas llamó la atención sobre la decisión de la entonces guerrilla de las FARC de aceptar un cese al fuego. Este hecho, ocurrido en diciembre de 2014, es para Vargas una de las causas del aumento de asesinatos. La paradoja para el profesor se presenta a simple vista: ¿a qué se puede deber el aumento de asesinatos en un periodo en donde hay un cese al fuego? “Una de las estrategias de grupos al margen de la ley para controlar territorios estratégicos es el asesinato selectivo de civiles”, sostiene Vargas. Es ahí donde los líderes de las comunidades se convierten en el objetivo militar directo de estos grupos armados.

El impedir la acción colectiva de las comunidades por medio de la coacción armada y violenta es, desde la perspectiva del académico, uno de los motivos del asesinato. “Nuestra hipótesis es que, una vez las FARC decretó el cese al fuego, de facto, se convirtió en una invitación a otros grupos armados al margen de la ley que no hacían parte de la negociación de paz, como bandas ‘neoparamilitares’, de ocupar los territorios dejados por el entonces grupo guerrillero. Ya no encontrarían resistencia armada”, afirma.

Estos efectos, según el profesor, también dan cuenta de una falencia del gobierno al momento de la negociación. “Hizo falta una estrategia de consolidación de una presencia institucional de seguridad, justicia y desarrollo económico en esos territorios. Ese vacío facilitó la apropiación de esos espacios por parte de los otros actores armados”, sostiene Vargas. De ahí que se desprenda el asesinato selectivo de líderes sociales como estrategia de control de los nuevos grupos armados al margen de la ley.

No obstante, en el informe se ha logrado identificar de una manera parcial a los perpetradores de los homicidios. Los ‘neoparamilitares’ y el ELN, según Vargas, fueron los principales victimarios identificados. Además, el académico resalta que estos asesinatos no necesariamente se intensifican en zonas donde haya presencia de cultivos ilícitos o de minería ilegal, pero sí en zonas donde hay demandas de restitución de tierras, “es ahí donde la situación es más grave. No estoy diciendo que la restitución de tierras explique el asesinato de líderes, pero sí es un factor que lo agrava”, dice Vargas.

Para una mayor comprensión del fenómeno, han sido varias las organizaciones defensoras de derechos humanos que se han asociado para obtener una lectura integral y sólida del asesinato a líderes. El Programa Somos Defensores, la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), la Federación Comunal, el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), el Cinep/Programa por la Paz, entre otros, son un ejemplo de asociación que tiene por objetivo una aproximación a los métodos y causas del asesinato de líderes.

Las organizaciones arriba mencionadas eligieron el periodo del posacuerdo (1 de enero de 2016 – julio de 2018) para desarrollar el análisis del fenómeno. “Cruzamos todas nuestras bases de datos y encontramos 343 casos de asesinatos. Sobre esa cifra estuvimos trabajando”, afirma la coordinadora del Programa Somos Defensores, Diana Sánchez. Dentro de los resultados obtenidos, Sánchez resaltó algunos patrones críticos dentro del fenómeno del asesinato de líderes sociales: “El gobierno insiste en que no hay sistematicidad, que son casos aislados y no tienen conexión. Podríamos pensar que efectivamente no hay una organización delictiva a nivel nacional que esté haciendo todo, pero sí hay un patrón común: están matando líderes sociales”, expresa Sánchez.

Es a partir de este patrón común que, según la coordinadora, es necesario prender las alarmas. De la misma forma, han identificado que estos asesinatos están muy relacionados con el intento de implementación de los pactos provenientes del Acuerdo de Paz. Otro patrón en el tipo de víctimas es que los líderes de las Juntas de Acción Comunal (JAC) son las personas más afectadas por este tipo de violencia. “Las JAC son las organizaciones base del país, y son sus líderes los que están enfrentados a todo tipo de agresiones”, dice Sánchez. A lo anterior se suma que se ha descubierto la contratación de sicarios para los asesinatos: “eso quiere decir que hay alguna estructura detrás de los asesinatos. Para pagar sicarios debe haber una estructura criminal que lo haga, no puede ser aislado”, sostiene.

De otra parte, la coordinadora rescata que después del Acuerdo hubo una mayor sensibilización hacia la tarea que realizan los líderes sociales. Antes, según Sánchez, se representaba al líder social como un individuo que no actuaba por autonomía, sino por manipulación de guerrillas u otros grupos al margen de la ley. “Esto significa que el liderazgo social recobró la independencia que había perdido”.

Lo anterior, sin embargo, se ven truncado por los pocos avances en términos de esclarecimiento de los hechos que presenta la Fiscalía General de la Nación. Sánchez recalcó que la Fiscalía tomó como universo los asesinatos que se produjeron desde el 2016 hacia adelante: un total de 194 casos. De esos casos, afirmaron que un 50 % se había logrado esclarecer. Sin embargo, la coordinadora indica que este ‘esclarecimiento’ no necesariamente hacía referencia a condenas emitidas (que son, para Sánchez, el verdadero indicador de esclarecimiento), sino que también incluían las imputaciones. El criterio de ‘imputación’ se define como la etapa en la que la Fiscalía determina quiénes pueden ser los posibles responsables de los asesinatos. “Cuando fuimos a mirar, en realidad había 16 sentencias, es decir, un 8.5 % de esclarecimiento. No hay tal para decir que hubo un 50 %. Eso es lo que queda frente al mundo y el país. Eso es manipulación”, recalcó.

Por otra parte, Sánchez sostuvo que otra incompatibilidad que se presenta es con la identificación de los victimarios. Para la coordinadora las Fuerzas Militares también han sido identificadas como responsables de los asesinatos. “Siempre nos ha coincidido que las Fuerzas Militares y el ELN se compiten los números: están entre 6 y 7 asesinatos de líderes sociales al año. El gobierno presenta siempre al ELN como el victimario principal y no es así”, expresa. No obstante, la coordinadora del programa Somos Defensores fue enfática en afirmar que son responsables desconocidos quienes han cometido la mayoría de asesinatos.

Ante este escenario, Sánchez manifestó la preocupación por las incoherencias e inconsistencias que se han presentado desde el Gobierno y agentes del Estado como la Fiscalía. Este sentimiento se basa en las contradicciones evidentes en los reportes sobre avances en la investigación de los asesinatos a líderes sociales. Para Sánchez, es necesario enfocarse en la identificación de los actores que perpetúan estos crímenes.

Algunas cifras

Vale la pena destacar algunas cifras de los informes que fueron insumos de la conversación en Diálogos Cinep/PPP:

“Matar a líderes sociales para el control territorial” anotó que la evolución del asesinato de líderes sociales y de las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC pasó de 30 asesinatos en el primer semestre de 2015, a más de 45 en el segundo semestre del 2017. Por su parte, Somos Defensores registró que para el tercer semestre de 2018 se presentaron 32 asesinatos a líderes sociales. Otros tipos de violencias identificadas, para ese mismo periodo, por la organización fueron: amenazas (87 casos), atentados (5 casos), detenciones arbitrarias (2 casos), judicializaciones (1 caso) y robo de información (1 caso). Esto dio un total de 128 agresiones individuales.

En cuanto a presuntos responsables, el informe titulado “¿Cuáles son los patrones? Asesinatos de Líderes Sociales en el Posacuerdo”, resultado de la alianza de varias organizaciones sociales, identificó que entre julio y septiembre de 2018 un 59.3 % se atribuían a paramilitares, un 34.4% a desconocidos, 4.7% a la fuerza pública y un 1.6 % a guerrilla. 

 Video completo de #DiálogosCinep Nos siguen matando: asesinato de líderes sociales en el posacuerdo

 

Sergio Mahecha Jaimes
Equipo de Comunicaciones