La frontera colombo venezolana es un territorio que comprende 2.219 kilómetros y que se caracteriza por poseer zonas altamente biodiversas y otras con grandes riquezas en recursos minero-energéticos.
La complejidad de sus problemas sociales – las consecuencias de las políticas migratorias de ambos países, la situación socio política en Venezuela y sus crisis económica, el conflicto armado interno en Colombia, el tráfico de todo tipo de bienes entre las dos fronteras, la presencia de bandas criminales, entre otros- hace que el trabajo con las comunidades que habitan la frontera sea cada vez más urgente y retador.
Es por esto que, desde hace 8 años la Escuela de Paz y Convivencia Ciudadana desarrolla su trabajo en esta frontera. Este, es un proyecto pedagógico que hace parte del Equipo de Conflicto, Estado y Desarrollo del Cinep/Programa por la Paz. La Escuela tiene a su cargo la misión de fortalecer sujetos políticos que sean capaces de generar desarrollo sostenible y sustentable en sus territorios.
En asocio con el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana, la EPCC se ha pensado el territorio fronterizo como uno en el que confluyen diversas sinergias que hacen parte de una plataforma binacional. En esta plataforma se combinan tanto las estrategias pedagógicas como las estrategias políticas y la acción humanitaria.
La clave ha sido visualizar el territorio no como una línea divisoria sino como una región. De esta manera, la EPCC ha ido transformando la manera de comprender la frontera colombo venezolana desde los mismos sujetos que la habitan; es decir, que las personas, poblaciones y organizaciones que allí conviven se pregunten por el cómo ejercer una ciudadanía responsable dentro de este territorio que tienen en común.
María del Carmen Muñoz, coordinadora de este proyecto plantea una mirada reflexiva de lo que ha significado el trabajo de la EPCC en estos 8 años, los retos que se han puesto en este camino y las perspectivas de futuro.
¿Cómo ha sido el proceso de trabajar la acción humanitaria a través de la herramienta binacional en la Escuela de Paz y Convivencia ciudadana?
María del Carmen Muñoz: Uno no puede meterle contenidos a las personas cuando la gente tiene la barriga vacía. Cuando hay necesidades que pasan porque tu estés cómoda o cómodo en lo mínimo hasta que eso no esté resuelto no puedes avanzar hacia otra cosa.
Así que en nuestra plataforma binacional, estamos en una campaña permanente en búsqueda de medicinas, de útiles de aseo, de alimentos, ayudando con la búsqueda de personas desaparecidas porque hay familias que se han desarticulado por toda la situación de Venezuela.
¿Cómo ha afectado a la frontera la presencia de actores armados que siguen ejerciendo su poder en la frontera y a su vez las dificultades que ha tenido la implementación de los acuerdos?
M.C.M: Con respecto al proceso de paz actual, nosotros sabemos que la FARC tienen excombatientes y ellos tienen sus grupos que están haciendo incidencia en la región de frontera para el proceso electoral. Ya no hablamos de las FARC armada sino de FARC como partido político.
Muchos de esos excombatientes han ido al territorio venezolano a contarle a la gente que son un partido político y que ahora se van a dedicar a hacer política sin armas. Al mismo tiempo, existen personas en Venezuela que los atacan porque no conocen el proceso de negociación y creen que todavía son guerrilleros. Ahí hay una tensión muy fuerte que nosotros estamos intentando contener desde los medios de comunicación, aclarando cuál es el proceso que lleva Colombia teniendo mucho cuidado con el lenguaje. Estamos intentando aprovechar los medios de comunicación como los de Fe y Alegría en Venezuela que son bastante reconocidos para tratar de generar precisiones alrededor de este tema de los acuerdos de paz.
Por otro lado, el motivo de negociación con el ELN ha abierto una discusión muy fuerte en la frontera y de mucha preocupación y esto es muy visible en departamentos como Arauca o en la zona del Catatumbo. Los habitantes de estos territorios, por la experiencia que tuvieron con las FARC, están asustados por el hecho de que va haber un copamiento de territorios. La frontera es un botín enorme que produce mucha renta para muchos grupos armados que están mejor organizados que el mismo estado.
¿Cómo ha sido el impacto social que ha tenido Colombia con respecto al flujo migratorio que está llegando al país? ¿Cómo ha sido mediar entre ambos territorios?
M.C.M: Esos flujos migratorios se han incrementado mucho más de lo que la estadística menciona. Por las trochas diariamente van y vienen personas y hay un subregistro que no da cuenta de las cifras reales. Hemos visto una situación diferenciada. Si hay cierto porcentaje de la población colombiana que encuentra que es legítimo que los venezolanos vengan a refugiarse acá, que es legítimo que les devolvamos lo que ellos hicieron por nosotros hace unos años a raíz del conflicto armado. Pero ha sido tan alto el flujo de estas personas que ha desestabilizado la política social y la política pública que ya había en ciertos departamentos.
Como EPCC ¿qué encontramos? que la mayor población se encuentra entre Cúcuta, Barranquilla, Bucaramanga, Antioquia y Bogotá. Y que la política nuestra y los recursos para atenderlos humanitariamente se agotaron. Está sucediendo que los oriundos de los territorios que también consideran que necesitan apoyo, ven que no la reciben y se comienza a generar una tensión con ese forastero. Eso comienza a generar problemas de orden social, violencias, rechazo.
¿Qué tratamos de hacer ante esta situación?, generar comprensiones entre la gente, hacerle entender que mediante la cooperación podemos ayudar a unos y a otros pero sin dejar de exigirle al Estado que cumpla con la política pública y con la política migratoria que tendrá que diseñar para resolver este tipo de problemas. Hay que asumir acciones distintas y paralelas porque el problema se puede agravar si el default se declara en Venezuela y se sigue profundizando en la crisis económica en ese territorio.
Nosotros intentamos pedagógicamente generar armonía, creamos lazos solidarios, tendemos puentes entre organizaciones, buscamos venezolanos que apoyen a otros venezolanos. Pero se necesitan muchas acciones conjuntas desde el estado, de la sociedad, de la política pública y de los colombianos para llamar la atención sobre la reciprocidad cuando nos atendieron a los colombianos en nuestra peor crisis.
¿Cómo ha sido el proceso de construcción de redes solidarias en toda esa región fronteriza?
M.C.M: Tenemos un modus operandi: tenemos unas redes virtuales y la gente a través de esas redes, demanda ciertas necesidades. Por ejemplo, pañales para las diferentes etapas de bebés. Buscamos quienes pueden dar eso y otras personas que las puedan transportar, nuestra ayuda humanitaria llega hasta Caracas, Maracaibo, por ejemplo. Esta acción agota, porque cada vez los temas puede ir empeorando con el tiempo. Al organizarlos por ejes fronterizos se puede organizar mucho más esta dinámica de ayuda humanitaria. Las personas son muy solidarias.
¿Por qué seguir en la frontera?
M.C.M: Es un deber ético, como equipo no vamos a desistir. Vamos a seguir ahí y moralmente aportaremos en lo que falta porque tenemos la capacidad. Es un deber moral y social. Porque somos creíbles, somos una red de confianza y haberla generado en medio de la adversidad es difícil pero detrás de nosotros se han generado otras redes y tenemos mucho que aportar sumando es un esfuerzo enorme.
¿Cómo luchar contra la visión de frontera que divide?
M.C.M: Hay dos herramientas vitales, la pedagógica y la política. Trascender planos individuales y pasarlos a los colectivos. Comenzamos con 10 organizaciones y hoy tenemos 53 a las que les hemos enseñado a pensar que trabajar por los bienes comunes y que realizar acciones colectivas rinde más que hacer las cosas de manera individual. Ahí hay una clave política trascendental y la gente lo ve y se da cuenta que se a partir de ahí se logran cosas. El sentido amoroso también es importante. Escuchar a la gente, darle un abrazo, que sepan que ahí estamos, ‘pegante social’ lo que Francisco de Roux costantemente dice. Es el acumulado de confianza que necesitamos para construir ese tejido social.
¿Qué se viene para la EPCC en 2018?
M.C.M: Cada vez nos están financiando más proyectos para seguir y desde los diplomados hemos podido fortalecer la plataforma binacional que es una estrategia política de construcción colectiva y visiones conjuntas. Podremos generar un desarrollo de pensamiento crítico binacional, realizar foros, simposios, desarrollar investigación alrededor de temas como la frontera y el posconflicto.
**Todo el año, la Escuela de Paz y Convivencia Ciudadana está recibiendo productos de primera necesidad, para quienes deseen hacer sus donaciones. En especial es urgente: pañales de las primeras etapas de nacimiento, cuchillas de afeitar para hombres, productos de aseo para mujeres y hombres, leche en polvo para primeras etapas de infancia. Para realizarlo puede comunicarse mediante el correo: epcc@gmail.com
Laura Inés Contreras Vásquez
Equipo de Comunicaciones