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Editorial: El Papa Francisco en la FAO

El Papa Francisco visitó hace pocos días en Roma a la Organización mundial para la Alimentación y la Agricultura, FAO, por sus siglas en inglés. Esta visita tuvo que ver con la Jornada Mundial de la Alimentación. Francisco expresó un discurso articulando temas estratégicos sobre la lucha contra el hambre, la desnutrición, la guerra del agua y los desafíos para la solidaridad mundial. Insistió el Papa que hoy se necesita “una mayor responsabilidad a todos los niveles, no sólo para garantizar la producción necesaria o la equitativa distribución de los productos, sino sobre todo para garantizar el derecho de todo ser humano a alimentarse según sus propias necesidades, tomando parte además en las decisiones que lo afectan”.

El hambre aqueja a ochocientos quince millones de personas, once por ciento de la población mundial, y asegura Francisco: “Las guerras y el cambio climático son una de las causas del hambre, así que no presentemos el hambre como si se tratase de una enfermedad incurable”. Francisco recuerda que los conflictos se previenen y se resuelven, siguiendo el derecho internacional humanitario, sin embargo, la humanidad no está aplicándolo, lo que trae la martirizante guerra, el hambre y el desplazamiento forzado, situaciones que duran muchos años, pudiéndose haber evitado o detenido.

Para frenar esto, Francisco apela al diálogo y al compromiso total por un desarme gradual y sistemático, previsto por la Carta de las Naciones Unidas e interroga: “¿De qué vale denunciar que a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del hambre y de la desnutrición, si no se actúa eficazmente en aras de la paz y el desarme?” En cuanto al cambio climático, tema central para el Papa, afirma que se ven sus consecuencias todos los días, pero gracias a los conocimientos científicos, sabemos cómo se pueden afrontar. Además, la comunidad internacional ha elaborado instrumentos jurídicos como el Acuerdo de París, pero no todos lo reconocen y prefieren manipular la naturaleza para saciar la avidez de sus beneficios.

El Papa hace un llamado vehemente para que se haga un consenso concreto y práctico si se quieren evitar los efectos más trágicos, que siempre recayendo con fuerza sobre las personas más pobres. Y concluye: “Estamos llamados a proponer un cambio en los estilos de vida, en el uso de los recursos, en los criterios de producción, hasta en el consumo, que en lo que respecta a los alimentos, presenta un aumento de las pérdidas y el desperdicio. No podemos conformarnos con decir «otro lo hará»”.

 

Luis Guillermo Guerrero Guevara

Director CINEP/Programa por la Paz