El pasado 30 y 31 de enero se reunieron en Cinep/PPP miembros de diversas Obras de la Compañía de Jesús para participar en el Tercer Diálogo de la Estrategia Pedagógica para la Difusión y Lectura Crítica de los Informes de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV). La estrategia fue diseñada por delegadas y delegados de distintas obras de la Compañía, entre ellos la Red Juvenil Ignaciana, el Servicio Jesuita a Refugiados, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y Cali, la Oficina de Comunicaciones de la Provincia Colombiana, Fe y Alegría Colombia, las Parroquias de La Macarena y Villa Javier y Cinep/PPP. Desde nuestra institución el trabajo está siendo liderado por el Padre Fernán González, el Padre José Darío Rodríguez y Jefferson Gallego, con el apoyo de otros miembros de la Línea de Conflicto y Paz y la Oficina de Comunicaciones e Incidencia.
Esta iniciativa manifiesta nuestro compromiso institucional con el Legado de la CEV. Estamos convencidos de que la verdad sobre lo que ocurrió en el conflicto colombiano es condición para la reconciliación de los seres humanos en las distintas dimensiones en las que éste se despliega y para la ecología integral: reconciliación consigo mismo, con Dios (si es creyente), reconciliación interpersonal, reconciliación sociopolítica y reconciliación con la creación.
También reconocemos que hay distintos niveles en los que cabe hablar de verdad. En el primero, la verdad es la adecuación del juicio con la realidad. Esto es, verdad es lo fáctico, aquello que por su existencia no puede ser negado y aquello que, al no haber sucedido, no puede ser afirmado. En este nivel se ubica, por ejemplo, el dolor de las víctimas.
Otro nivel de verdad concierne al relato histórico o a las narrativas que se construyen para explicar un hecho. Para el caso del discurso histórico, Paul Ricoeur usa el término “representancia” con el que refiere a la pretensión del discurso de la historia de representar lo que ocurrió. La representancia parte de lo fáctico, pero se extiende en lo social. Esto quiere decir que las y los historiadores y, en general, los científicos sociales, deben dar cuenta ante la comunidad de la forma como construyeron su representación del pasado: deben indicar qué archivos consultaron, de qué forma los interrogaron, cómo dialogaron con otros hallazgos. En este sentido es que se afirma que la verdad se construye socialmente y no, como pretenden algunos, que es verdad lo que muchos creen o lo que se pregona en espacios de amplia difusión. La construcción social de la verdad supone facticidad y requiere publicidad y deliberación.
La Estrategia Pedagógica para la Difusión y Lectura Crítica de los Informes de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) se ubica en este nivel. Aun reconociendo que la CEV realizó 15.000 entrevistas, recibió 1800 informes de organizaciones de la sociedad civil, visitó 28 casas de la verdad, consultó trabajos previos como los del Centro Nacional de Memoria Histórica, la propuesta desde las Obras de la Compañía consiste en interrogar los hallazgos de la CEV desde otros lugares, registros y fuentes para robustecer esa verdad que se ha construido socialmente y que está abierta a más hallazgos dolorosos en la medida en que se conozcan más testimonios y registros sobre lo que nuestro país ha vivido.