El próximo domingo será la primera vuelta para elegir el nuevo presidente de Colombia. La actividad se ha centrado en la publicidad de radio y televisión con un contenido profusamente emotivo y un debilitamiento de la reflexión sobre las soluciones que necesitan los problemas del país. Es preciso quebrar esta situación. Por eso, cada ciudadano y ciudadana tiene la responsabilidad y el derecho de preguntarse qué va a decidir con su voto y si va participará o no, con las consecuencias de esta decisión. No solo analizar por quién votará en particular, sino qué intereses representa su candidato, cuáles son sus propuestas, y si ellas son posibles, viables y necesarias.
Esta decisión no es un asunto cualquiera. El poder y la responsabilidad política de los ciudadanos y ciudadanas se expresa de manera directa el día de las elecciones. No expresarse en las urnas o vender el voto, es una decisión que trae consecuencias personales y colectivas.
Colombia tiene asuntos de la más alta gravedad para resolver y debemos ser conscientes de elegir quienes van a liderar y bajo qué criterios, las alternativas para alcanzar soluciones pertinentes, transparentes, eficaces, que no solo deben incluir los intereses de algunos actores influyentes de la sociedad. Entre otros problemas, cinco de ellos han llegado a ser crónicos y deben ser afrontados por el próximo gobierno. El primero: la atención a los más de ocho millones y medio de víctimas del conflicto social y armado que ha vivido el país por medio siglo.
Segundo: clarificar la propiedad, acceso y uso de la tierra. Generando una reforma rural que incluya la economía campesina, estrategias contra los cultivos de uso ilícito y la minería que atente contra la creación. Tercero: fortalecer garantías para la participación política de todos los movimientos y partidos, e impulsar una reforma política que implique cambios positivos para la institucionalidad pública.
Cuarto: hacer una reforma de fondo en la justicia para disminuir la alta impunidad y la corrupción vivida por décadas en el país. Y quinto: reconstruir un sistema de seguridad social que humanice y desarticule la comercialización de la salud; que fortalezca una educación de calidad para la vida, que sea equitativa entre la ciudad y el campo, que no segregue a nadie. Así como una política laboral que exija trabajo decente, equidad de género en el ingreso y pensiones dignas.
Los obispos en el texto titulado: Construir juntos un país que sea patria y casa para todos, brindan criterios claros para participar en las elecciones, entre otros, nos dicen: “Analicemos cuidadosamente la trayectoria y las propuestas de los candidatos. Para dar nuestro voto responsablemente, tenemos que llegar a la convicción moral de que la persona, el proyecto político y el equipo de trabajo que se eligen aportarán realmente al bienestar de todos los colombianos”.
Luis Guillermo Guerrero Guevara
Director del Cinep/Programa por la Paz