Logo Cinep Versión web

Editorial: El estado del mundo

Al empezar cada año, tradicionalmente los papas dirigen al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede un discurso llamado “el estado del mundo”. Esta vez el Papa Francisco enfatizó el tema de la seguridad y la paz mundial, exponiendo su percepción y los desafíos que hoy tienen la sociedad y los Estados. Francisco nos recuerda cómo hace un siglo transcurrió la inútil matanza de la Primera Guerra Mundial, sembrando violencia, sufrimiento y muerte. Surgieron a su vez regímenes políticos autoritarios defendiendo sus intereses económicos y culturales, causando profundas divisiones. Si bien el Papa afirma que algunas zonas del mundo han vivido hasta hoy, después de dos guerras mundiales, prolongados tiempos de paz, desarrollo económico y bienestar sin precedentes, también hoy para muchos pueblos la paz es una ilusión lejana. Millones de personas viven en medio de conflictos insensatos y otros países, considerados seguros, viven en medio del miedo.

El Papa expone que inclusive las mismas religiones han sido un factor de violencia, si bien existen diversas iniciativas, que inspiradas en la religión, han contribuido a la construcción de la paz en zonas de conflicto. A pesar de ello, debemos ser conscientes que actualmente la experiencia religiosa, en lugar de abrirnos a los demás, a veces es utilizada como pretexto para crear violencias. El Papa se refiere particularmente al terrorismo fundamentalista que el año pasado segó la vida de numerosas víctimas en Afganistán, Bangladesh, Bélgica, Burkina Faso, Egipto, Francia, Alemania, Jordania, Irak, Nigeria, Pakistán, Estados Unidos, Túnez y Turquía. Este fundamentalismo religioso sumado al desplazamiento forzado y el rechazo a los migrantes, es fruto de una grave miseria espiritual, vinculada a una gran pobreza social. Por esto líderes religiosos y políticos deben trabajar juntos. En este sentido, la paz no es un discurso, sino una virtud activa que requiere el compromiso de cada persona y del cuerpo social en su conjunto. Como dice el Concilio Vaticano Segundo: la paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer. Construirla requiere renunciar a la violencia en la reivindicación de los propios derechos y transformar las relaciones por el camino de la compasión, la reconciliación y un perdón que no se contrapone a la justicia, sino que tiende a su realización plena.

De otra parte, el Papa advierte que una visión reductiva del ser humano que genere iniquidad, desigualdad social y corrupción es una gran enemiga de la paz. Por eso la paz se conquista con la solidaridad, el cuidado de la creación y la misericordia, valores espirituales y sociales que llevan a solucionar los conflictos de manera negociada, como se viene haciendo entre Cuba y Estados Unidos, en el conflicto interno de Colombia, en Oriente medio, África y Europa, en búsqueda de reconstruir sociedades reconciliadas.

Finalmente Francisco nos recuerda que la paz es un don, un desafío y un compromiso. Un don porque brota del corazón de Dios; un desafío, porque es un bien que no se da nunca por descontado y debe ser conquistado continuamente; y un compromiso, ya que la paz requiere el trabajo apasionado de toda persona de buena voluntad para buscarla y construirla.

* Editorial presentada el domingo 15 de enero del 2017, en el programa radial de RCN “Notas humanas y divinas”.

Luis Guillermo Guerrero Guevara
Director General Cinep/Programa por la Paz